Un ordenador portátil, tres móviles, una esclava de plata,
unas gafas de sol y cerca de 700 euros en metálico. Ese fue
el botín de un individuo de aspecto magrebí que robó en la
mañana de ayer en dos habitaciones de la Residencia de la
Juventud de Ceuta. Los afectados son cinco jóvenes
estudiantes de enfermería que se encontraban en clase en el
momento del hurto.
El ladrón entró en el edificio situado en la plaza Manuel
Gilbert sin levantar sospechas para dirigirse a la segunda
planta donde están ubicadas las primeras habitaciones de la
residencia. Así, habría podido acceder a las dos
habitaciones y perpetrar la sustracción. Según comentó uno
de los jóvenes cuando llegó a su cuarto sobre las 13.00
horas “me encontré las cosas movidas de sitio y sospeché que
algo extraño había ocurrido”. Este situó el suceso entre las
12.30 horas y las 12.45.
El individuó intentó seguir robando en otras dos
habitaciones pero al ver que había gente dentro escapó sin
ser advertido. Los que pudieron verle le dibujan como un
hombre de aspecto magrebí, con vaqueros, sudadera y cabeza
rapada.
Los jóvenes denunciaron la problemática que entraña la
instalación al ser un edificio ‘público’ ya que en la
primera planta se encuentra el Instituto Ceutí del Deporte y
en la segunda la Federación de Madres y Padres de Alumnos.
“En esta situación cualquiera puede acceder a los pasillos
donde están nuestras habitaciones y forzar la puerta”,
espetó contrariado.
Estos no se explicaban como podía haber sucedido el robo en
un recinto con videovigilancia y el control de un conserje.
El estupor era mayor al recordar estos que la Residencia de
la Juventud es un organismo perteneciente a la Ciudad. Los
cinco estudiantes pudieron visionar la grabación de las
cámaras y para su sorpresa ésta no había funcionado durante
la hora en que se había producido el hurto.
La sensación después de haber realizado la pertinente
denuncia ante las instancias policiales de la ciudad es de
“indefensión absoluta”. Según explicaron, este no es sólo el
sentimiento de los afectados sino de la práctica totalidad
de los residentes en el centro. “Hay gente que va a pasar
los próximos días con cierto temor”, declararon. Después de
este desafortunado suceso por la cabeza de los cinco jóvenes
ya ronda la idea de compartir un piso de alquiler.
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