El gran error que comente, en la
mayoría de las ocasiones, todos aquellos que ostentan cargos
de importancia es, sin lugar a duda alguna, rodearse de los
más ineptos que encuentran a su paso porque tienen el
convencimiento de que, todos esos, jamás le podrán hacer
sombra.
Y mantengo que es un error porque lo más importante, para
todos esos que ocupan cargo de relevancia, es rodearse de
los mejores. Voy a tratar de explicárselos a todos ellos,
pero tengo la impresión de que no lo entenderá por dos
razones importante, una porque no les interesa entenderlo y
otra porque, quizás, no sean lo suficientemente inteligentes
para comprenderlo. Teniendo en cuenta, para la segunda
razón, que muchos de los que ostentan altos cargos, son
componentes de la fauna de la gorra y el pito que les tocó
en la tómbola del cubo de la vida.
El error que cometen, todos los de la gorra y el pito, está
cimentado en su propia inutilidad, de ahí que crean ver
enemigos en todos aquellos que por sus conocimientos les
superan, cuando lo que deberían de hacer es, sencilla y
llanamente, lo contrario atraérselos, ponerlos a su lado
para, de esa forma, estar perfectamente asesorados en
cualquier problema que pueda surgir. Al fin de cuentas el
asesoramientos de todos ellos, le puedan solucionar los
problemas y, sin lugar a dudas, el triunfo se lo apuntarán
los inútiles que conforman el poder de la gorra y el pito.
Pues, nada, eso siendo tan fácil no lo entienden. ¡Pobres
criaturitas!.
Toda esa fauna de ineptos prefieren hacer el ridículo, antes
que tener a su lado a personas preparadas con capacidad
intelectual suficiente para llevarles al triunfo evitando
que, una y otra vez, vuelvan a meter la patita hasta el
corvejón. Oiga, amigo guardia, que aquí en estos lares,
aunque usted no se lo crea, como la meigas haberlos haylos
que prefieren seguir haciendo le mayor de los ridículos cada
vez que tiene oportunidad de ello y no consienten tener a su
lado a nadie que, a su juicio, le pueda hacer la más mínima
sombra. Así les va en la vida.
Basta con observar como, todos los pertenecientes a esta
fauna de la gorra y el pito, mantienen a su lado a todos
aquellos pelotas y lameculos de bajo nivel que sólo les
valen para aplaudir a rabiar todas las intervenciones de
estos ineptos con mando, a los que pueden manejar a su
antojo por aquello de ser, todos ellos, estómagos
agradecidos y, por supuesto, de más bajo nivel que los
pertenecientes a la gorra y el pito con mando.
Para desgracia de muchos pueblos de España, la fauna de la
gorra y el pito, se encaramó al poder con la llegada de la
democracia, encontrándose con puestos a los que jamás
hubiesen llegado, ni a soñar que se echaran.
Bajarlos del “machito” en el que se encuentran subido, no es
tarea fácil puestos que los defienden con uñas y dientes. ¿A
ver dónde iban a ganar una pasta gansa, con los escasos
conocimientos no sólo intelectuales sino políticos qué
tienen?. Quizás en la buena época del boom turístico que
vivió nuestra tierra, hubiesen encontrado acomodo
repartiendo los folletos de los precios a las puertas de los
establecimientos de los distintos bazares. Y que conste que
no todos estarían preparados para tal menester.
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