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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 10 DE ENERO DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Es verdad, no hay duda al respecto, de que hay que tener memoria histórica, para comprender ciertas situaciones que se está produciendo en este fermoso país que, de momento, sigue llamándose España. Pero esa memoria no se debe escribir a gusto del consumidor, volcándola hacia la parte interesada de la mencionada memoria, sino tratándola con toda objetividad y siendo estudiada desde todos los puntos sin partidismo alguno porque al tratarla, con partidismos, la propia memoria termina por devorarnos en nuestras propias mentiras.

España, en estos momentos, atraviesa ciertas dificultades que, al parecer, no tienen visos de ser solucionadas por muchos intentos que se hagan de culpar a los contrarios de algo en lo que son inocentes y que, por supuesto, para nada han intervenido. Culpar al Partido Popular, que también ha cometido sus errores, de la actual situación con la banda terrorista ETA, no es más que una manera de echar balones fueras tratando de ganar tiempo.

No fueron los populares quienes rompieron el pacto Antiterrorista, que tan buenos resultados les estaban dando a los gobiernos que lo habían firmado, tanto a socialistas como a populares. Un pacto que llevó a la ETA a estar entre las cuerdas y presta a tirar la toalla desde su rincón. Valga el símil boxístico para explicar la situación.

Y metidos en el noble arte de las doce cuerdas, tratemos con él de explicar la actual situación. Todos los que se dedican al mundo del boxeo saben que, jamás, se le puede dar un "segundo aire" al contrario porque, de hacerlo así, lo más lógico es que con la recuperación, que se le ha dado, te manden a la lona por la cuenta de diez perdiendo, de esa forma, un combate que tenías ganado.

Al romperse el pacto Antiterrorista, ese que tenía a la banda de asesinos entre las cuerdas y prestos a que desde su rincón se tirase la toalla dando el combate por perdido, se les ofreció la oportunidad, con la rotura del pacto, de tomar ese "segundo aire", que les da fuerzas, a los boxeadores, para recuperarse y tener la oportunidad de ganar el combate.

A veces la soberbia, de los grandes boxeadores, cuando se encuentran con el contrario presto a tirar la toalla desde su rincón aceptando su derrota, les dejan que vuelvan para jugar un poco con él, divertir al público y lanzarlo a la lona, por la cuenta de diez, cuando lo crean conveniente. Un error imperdonable en boxeo que, conlleva, unas malas consecuencias, dada la importancia que tiene ese "segundo aire" que en un alarde de arrogancia se le ha dejado tomar al contrario. Ese alarde de soberbia y arrogancia de quien se cree el mejor, termina por pasarle la factura, correspondiente, y llevarlo a la lona perdiendo un combate que tenía ganado.

El soberbio, no quiso escuchar los gritos que les daban desde los graderíos, pidiéndole que acabara el combate. Sólo cuando se vio en la lona, señalaba hacia la primera fila echándoles las culpas a un espectador que nada tenía que ver con el combate y que, además, asistía atónito a cuanto había sucedido, viendo quien era el que estaba tumbado en la lona, habiendo perdido un combate que tenía ganado pero que sólo su soberbia y arrogancia, le habían hecho perderlo. Por cierto aquí, en este país, no hay un dios que dimita.
 

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