Zapatillas por los suelos, camisetas esparcidas en las
bancas que normalmente se destinan al reposo del consumidor
agotado y grandes carteles sobre las vitrinas anunciaban
ayer el inicio de las rebajas más esperadas del año. A las
10 horas, y como si de los Cien Metros Lisos se tratase, los
ceutíes se agolpaban a las puertas de las tiendas esperando
que se abrieran las puertas, dando el pistoletazo de salida
a unas rebajas que perdurarán hasta la primera semana de
marzo. Una vez abiertas las puertas, los consumidores
corrían directos hacia los percheros, dejándolos
desordenados pocos minutos después de la apertura.
Largas colas de gente junto a las cajas registradoras
mandaban a los comerciantes un aviso de que la jornada iba a
ser intensa y sin descanso. Turnos para ir a desayunar y
merendar, cambios de uno a otro mostrador, un segundo para
fumar un cigarrito, todo era poco para superar el estrés del
primer día de las rebajas de enero.
En el centro comercial Parque Ceuta, las rebajas llegaban
incluso al 50 %. “Da gusto comprar a mitad de precio. En mi
familia, en vez de comprar los regalos antes de Reyes, lo
hacemos cuando llegan las rebajas. De esta manera compramos
el doble de artículos por el mismo precio”, destaca una
consumidora. Otras, sin embargo, destacan la “tradición” de
las rebajas. “Esto ya lo hacemos por costumbre. Esta mañana
me ha llamado mi vecina y me ha dicho que le acompañase, y
como todos los años vamos juntas a las rebajas, pues me he
ido con ella. Al principio no tenía intención de comprar
muchas cosas, pero vas viendo productos y te apetece
comprarlos.”
El aspecto bullicioso de las calles y del interior de las
tiendas se contrapone con el sentimiento de alguno de los
comerciantes, “las rebajas sólo valen para liquidar
productos, ganamos dinero, pero no compensa el trabajo y el
esfuerzo que realizamos durante estos intensos días”,
lamenta el propietario de una zapatería del centro de la
ciudad.
A las compras, le quisieron acompañar las devoluciones. Un
importante número de clientes fueron ayer a descambiar sus
productos a los establecimientos, colapsando las cajas
registradoras. “En estos días no sólo se vende, sino que
también se descambian muchos productos. Las rebajas no es
sólo ganar dinero, sino trabajar mucho y no descansar
durante un par de meses”, destaca la propietaria de un
comercio ceutí.
Hay quien dice que las rebajas de enero son “los segundos
Reyes Magos”, como Laura, quien prefiere “guardar el dinero
que me dan el día seis y me lo gasto al día siguiente. De
esta manera salgo ganando, porque puedo comprar más cosas.”
Los mayores descuentos vuelven a estar en el textil y el
calzado, los productos más demandados por los clientes
ceutíes. “En las rebajas suelo comprar ropa y zapatos. Del
dinero que me queda de los Reyes, me compro las prendas que
me gustan y que no me han regalado” asegura una consumidora
mientras desordena un mostrador del que cuelga un gran
cartel en el que se puede leer “Camisetas desde 4 euros”.
Un intenso día de trabajo
Los que seguramente disfrutan menos durante las rebajas son
los empleados de los comercios. Antes de que abrieran las
tiendas a las 10 horas, los/as trabajadores/as preparaban
los mostradores, las estanterías y los percheros “para dejar
todo a punto para recibir a los clientes”. Como hemos dicho
anteriormente, los compañeros hacían turnos para no dejar
solas las tiendas. “Estoy esperando que venga mi compañera
de desayunar para irme yo. No podemos dejar la tienda sola
ni un momento ya que es un día de mucha actividad”, comenta
una dependienta.
Otros, demostraban su profesionalidad en todo momento, “en
estos días disfruto mucho, porque me relaciono con mucha
gente y a mí me encanta el trato con el cliente, me encantan
los días de mucha actividad”, asegura un trabajador de una
céntrica calle de la ciudad.
En cuanto al etiquetado, éste se mantiene idéntico durante
la temporada invernal. Junto a la información de la prenda,
el comprador puede encontrar una pegatina que indica el
nuevo precio, debajo del antiguo, lo cual facilita la
comparación.
Las reglas del juego comercial siguen siendo las mismas.
Casi ningún comercio devuelve el dinero si el producto no
satisface al cliente, pero sí le dan un vale u otro artículo
de la tienda. “Ésto se hace también antes de la época de
rebajas”, indica una dependienta mientras dobla paciente un
importante número de pantalones revueltos.
|