Me cuenta que el próximo día diez
Juan Vivas se nos larga a los madriles para participar, en
el Senado, en el asunto ese de las Autonomías. Conociendo al
presidente, no nos cabe duda alguna que dejará en su
intervención, a Ceuta, a la altura que le corresponde.
Uno que es como es, porque no puede ser de otra forma, tiene
plena confianza en la actuación de Juan en el Senado,
defendiendo lo que por derecho nos corresponda, ni más ni
menos. Lo único que le pediría, al presidente, en el caso de
que le pueda pedir algo, es que lo que vaya a decir, se lo
escriba él solito, sin necesidad de recurrir a ninguna mente
gris de esas que le rodean, no vaya a ser que tengamos otra
metedura de pata difícil de enmendar.
Como ceutí y con la confianza que tengo depositada en la
intervención de Juan Vivas, estoy en mi derecho de pedirle
que trate de conseguir lo mejor para mi tierra y para ello,
según mis conocimientos políticos muy superiores, por
supuesto, al de todas esas grandes “lumbreras” que, cada vez
que le preparan algo, al presidente, se equivocan más que
una tonta haciendo puntos de cruz, el discurso que vaya da
dar se lo tiene que preparar él sólo. Ponerse en manos de
algunas de esas “lumbreras”, le puede llevar a tener menos
porvenir que un mono con vértigo.
A igual que espero y deseo, fervientemente, que el
presidente me haga caso y se prepare el discurso él solito
para poder tener todo el éxito del mundo, del mismo modo
espero y deseo que sólo tenga que intervenir, en el asunto,
Juan Vivas. Lo digo no vaya a ser que algún “Castelar”, le
vayan a dar el uso de la palabra y, entonces, apaga y
vamonos.
Oiga, amigo guardia, nada más de pensarlo me pongo malo. Se
lo juro, por todo lo jurable si, por un casual, ¡Dios no lo
quiera!, le tocara intervenir a algunos de estos modernos “castelares”,
íbamos a tener menos crédito que, a servidor, le conceda el
banco de España. ¡Que ya es decir!.
Es mucho lo que nos vamos a jugar, para permitir que nadie
venga a meter la patita hasta el corvejón, con alguna que
otra imitación de algo que no venga a cuento pero que, para
esos “castelares” de nuevo cuño, el hacerla es el no va más
de la inteligencia y de la demostración de sus grandes dotes
políticas dejando, en ella, el sello indeleble de lo que no
debe ser un político, mientras los pelotas y lameculos,
aplauden a rabiar la “brillante” actuación de esta
“lumbrera” de la política.
Por todo ello, presidente, en evitación de que algunos de
esos cerebros privilegiados, vaya a meter la patita y nos
joda el invento, procura que a ninguno de ellos se les
ocurra abrir su boquita de piñón, para soltar alguna que
otra chorrada, que nos haga quedar en ridículo. Si ve, en
algunas de esas “lumbreras”, el mínimo deseo de abrir sus
boquitas les manda, sin pensártelo par de veces, a comprar
tabaco o caramelitos de limón que son muy buenos para las
gargantas.
Que conste que, a servidor, lo único que le interesa es lo
mejor para la tierra en que mi madre me parió y, todo eso,
sin pedirle nada a cambio. Lo que no deja de ser un detalle
para la época en la vivimos, donde abunda “de lo mío qué”.
Suerte, presidente.
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