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OPINIÓN - SÁBADO, 30 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Jesús Fortes
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Jesús Fortes ha estado seis años en el ostracismo político. Así que habrá tenido tiempo suficiente para reflexionar acerca de los errores cometidos mientras estuvo desempeñando cargos en el Partido Popular. Seis años de exclusión, voluntaria o forzosa, de la actividad política, es mucho tiempo para quien, como JF, había hecho de ella su principal dedicación y vivía entregado de lleno a una tarea pública que no se cansaba de ejercer y representar a cada paso.

Del Jesús Fortes poderoso, cuando era presidente de la ciudad, conservo yo varias imágenes. Una, que he recordado en ocasiones, fue durante la noche electoral en la cual el GIL se imponía en las urnas. Lo vi llegar a la sede de la calle Real, procedente de la delegación del Gobierno, con el rostro desencajado y procurando adentrarse cuanto antes en su despacho a digerir la más que segura derrota. Una derrota estrepitosa. Puesto que en aquel momento sólo un milagro podía quitarles a los gilistas la mayoría absoluta que éstos cantaban ya por doquier.

Lo que no sabía JF, en esa noche de tan triste memoria para él, y sobre todo para Ceuta, es que a sus espaldas había compañeros suyos alegrándose de su desgracia política y celebrando el fin de su presidencia. Aquellos compañeros, agrupados en el patio del edificio de la sede, hacían mofa de la tristeza del todavía presidente y no se cortaban un pelo en decir que ese desastre en las urnas bien valía para acabar, de una vez por todas, con el mandato de alguien que no deseaban.

Cuando yo les advertía de que una mayoría absoluta del GIL les tendría mucho tiempo alejados del poder de la ciudad, respondían que darían los pasos debidos para hacerse de nuevo con las riendas del Gobierno. Confieso, pues, que durante más de media hora anduve perdido entre quienes anhelaban que se produjera la derrota de su partido. Algo incomprensible. Un deseo que no vieron cumplido porque el Partido Democrático y Social de Ceuta terminó por obtener tres escaños y dejó a los de Antonio Sampietro con la miel en los labios de una mayoría absoluta que ansiaban también algunos empresarios de Ceuta.

Conviene recordar que el PDSC, pujante entonces, gracias a Mohamed Chaib, Mustafa Mizzian y Hakim Abdeselam, hizo posible que JF formara equipo de gobierno junto a los diputados socialistas. Y más aún, Emilio Carreira, ante las pocas facilidades que daba Hakim para firmar el pacto, tuvo que emplearse a fondo para convencerle. Lo cual consiguió tras horas de duras conversaciones, finalizadas en la Cafetería Real.

Saco esto a colación, porque me he alegrado que JF haya decidido salir de su exilio político y haya compartido escenario con sus compañeros dirigentes en los últimos acontecimientos del partido. Y también me satisface que pueda ir en las listas si a bien lo tiene con un número adecuado a sus pretensiones, cual ex presidente que es. Aunque mala cosa sería que su vuelta al redil hubiera sido pensada por otros para que sus fieles, que los tiene en el partido, sirvan de contrapeso a los seguidores de Carreira. Pues de ser así, su regreso a la política activa carecería de sentido. Por más que, al cabo de tanto tiempo apartado de ella, uno entienda que JF arda en deseos de regresar.

Eso sí, convendría decir, pues justicia obliga, que durante el largo ostracismo de Jesús Fortes, jamás han salido de su boca declaraciones contra sus compañeros y tampoco contra el partido. De ahí que su inteligente silencio le haya valido para que quienes tanto lo desdeñaron, en su día, le tiendan ahora la mano. De cualquier manera, el ex presidente debe meditar los pasos que da. Ya que un nuevo traspié, a estas alturas, no sería agradable para él.
 

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