En Ceuta, será por nuestra
especial idiosincrasia o por desconocimiento de quienes nos
tienen que facilitar los medios de supervivencia, no solo
los dirigentes actuales, sino desde tiempos inmemoriales,
siempre se ha padecido de carencias que, en el orden
sanitario, han venido siendo insuficientes, principalmente,
en lo que a altas especializaciones se refiere. Y así tuvo
que surgir la voluntad y deseos de ayuda a los demás de un
grupo de ceutíes, a cuya cabeza se encontraba don Francisco
de Lería, quienes crearan la entidad por la que se rige el
Centro Ceutí de Diálisis que, desde hace mas de treinta
años, funciona en nuestra Ciudad para cubrir las necesidades
o como terapia sustitutiva para la supervivencia de quienes
con enfermedades renales crónicas tienen que someterse a
esta práctica médica.
Y vemos también que ahora, con la puesta en marcha del nuevo
hospital de la Seguridad Social, se tienen que contratar
estos servicios a cuyo fin se hace necesario, como es lógico
por otra parte, que se lleve a cabo pública convocatoria y
se adjudique a la empresa o entidad que ofrezca los mejores
prestaciones. Y aquí empieza nuestro comentario: ¿se tendrán
en cuenta para la adjudicación las condiciones de idoneidad,
experiencia y conocimientos profesionales que viene
demostrando el personal del Centro Ceutí?.
Apreciamos, también, según noticias de prensa, como el
personal dependiente del Centro siente que peligran sus
puestos de trabajo de no adjudicarse a su entidad los
servicios y, asimismo, que, por parte del director del
INSALUD D. Jesús Lopera se ha prometido (y nos consta que es
persona de cumple sus promesas) “que intentará garantizar la
continuidad de los empleados en el caso de que se adjudique
el contrato de servicio a otra empresa distinta a la que
actualmente se hace cargo del mismo, mostrando asimismo su
solidaridad y apoyo a este personal en sus justas
reivindicaciones”.
Existen antecedentes en nuestra Ciudad de integración a la
Seguridad Social como fue el caso del personal de la antigua
Cruz Roja al procederse a la cesión de las edificaciones,
instalaciones y personal dependiente de la humanitaria
institución a cambio de la continuidad del importante
servicio que se venía prestando. Más próximo tenemos las
gestiones casi ultimadas para la integración del personal de
la Escuela de Enfermería a la Universidad de Granada.
Y nos preguntamos, ¿no sería justo también que a este
personal, para beneficio de todos, tanto enfermos como
empleados (licenciados, diplomados y auxiliares) por la
garantía contrastada de profesionalidad que ofrecen, con sus
modernas instalaciones, fueran transferidos al nuevo
Hospital y así se podrían lograr los objetivos de óptima
prestación de la imprescindible práctica médica o terapia
sustitutiva como es la diálisis, por una parte y, por otra,
la seguridad de permanencia en sus puestos de trabajo de la
plantilla del Centro?
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