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OPINIÓN - JUEVES, 28 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Carlos Chocrón
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Cada vez que paseo por el Revellín, la Joyería Chocrón se me viene a la vista. Y raro es que yo no me pare a escudriñar en sus escaparates, para recrearme en el joyerío que allí se luce. Pero en cuanto compruebo el arte desparramado en sus expositores, confieso que lo primero que hago es mirar en el interior de la tienda por si está su propietario: Carlos Chocrón.

En bastantes ocasiones, la verdad sea dicha, mi amigo no se encuentra en su despacho y me desagrada sobremanera el quedarme sin saludarlo e incluso mantener con él un rato de conversacion. Pero nunca desisto: de manera que Manolo Mur, gerente de la joyería, sabe que es normal mi presencia en su interior para preguntarle por don Carlos.

Hace ya 24 años que conozco a Carlos. Una friolera. Y fue en el Rincón del hotel La Muralla. Me lo presentó Eduardo Hernández. Y allí empezó nuestra amistad. A Carlos, con una veintena de años menos, había que echarle de comer aparte.

De vestir impecable, y cuidados cabellos que ya empezaban a grisear, la presencia del ya acreditado joyero no pasaba inadvertida para nadie. De buen porte, su saber estar formaba parte de unas cualidades donde destacaba la prudencia en el decir. Jamás una palabra más alta que otra y, por encima de todo, no juzgar a nadie por conjeturas.

Con Carlos, dada mi forma de ser, mantuve yo algunos desencuentros, por cuestiones de poca monta. Tal es así, que al día siguiente estaba deseando acudir a la tertulia para pegar la hebra con él y aclararle que lo del día anterior era una de mis clásicas salidas de tono.

Poco a poco, la amistad con Carlos me permitió conocer a sus hijos. Lo cual me hizo comprender aún más de qué pasta estaba hecho el hombre con quien muchos días, durante cierto tiempo, compartía cháchara en una tertulia de la cual jamás nos hemos olvidado. Por razones obvias.

Y aunque mirar hacia atrás por sistema ni es recomendable ni tampoco bueno, tú y yo, ¿verdad amigo?, sabemos que “el éxito del presente es producto de la ilusión del pasado”. Pero más importante aún, mucho más, sin duda alguna, es que “el éxito del futuro es producto de la ilusión del presente”.

Son dos frases, más bien dos sentencias que he extraído del extraordinario Catálogo que Chocrón Joyeros, desde 1948, ha editado para darnos a conocer que es ser joyero y cómo ha de comportarse en esta vida donde los hay dando el pego en una profesión que tú realzas cada día.

Sí, Carlos, ya sé que te desagrada lo dicho; pero ya conoces mi forma de ser y no creo que vayamos a volver a las andadas: a discutir por un quítame allá esas pajas. Pero volvamos al Catálogo. Es una preciosidad. En él se condensa todo ese estilo tuyo y, por supuesto, el que ha heredado Moisés. Ese hijo que tantas alegrías te está dando.

“El éxito del presente es producto de la ilusión del pasado”. Claro: la que tú le fuiste insuflando a los tuyos con tu trabajo diario y tu manera de hacerte grande en lo que más te gustaba y para lo que reunías aptitud y talento. Y, por ello, te convertiste en un privilegiado joyero de piezas selectas de joyerías y relojes.

Repaso el Catálogo del 2007, de Chocrón Joyeros, desde 1948, y veo en las magníficas fotografías con que viene ilustrado a tu hijo convencido de que eres el mejor, entre los mejores padres, y un maestro de la profesión.

Por todo ello, amigo, me voy a permitir hacerte una observación: cuando te pueda el desánimo, cuando los recuerdos te agobien, cuando no tengas tu día, repite todas las veces que sean necesarias: “El éxito del futuro es producto de la ilusión del presente”.
 

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