De lamentable hay que considerar
la imprevisión de nuestras autoridades responsables del
tráfico y movimiento portuario por la Aduana de Algeciras al
no tener en cuenta la aglomeración de personas y vehículos
que, como consecuencia de las Fiestas Navideñas, por una
parte, y de la celebración de la Pascua del Aid el Kebir
(que nosotros conocemos como la fiesta del Sacrificio del
Cordero), por otra, se trasladan desde la Península a Ceuta
o desde diversas naciones europeas a Marruecos. Y pensamos
que, a estas alturas del estado de desarrollo de un país
como el nuestro, no es permisible que se den tales
situaciones de espera cuando se dispone de los medios
necesarios para evitarlas como son las cerca de treinta
rotaciones ordinarias (mas las extraordinarias que puedan
programarse) de las distintas compañías navieras que tienen
concedidas autorizaciones para el servicio de viajeros por
el Estrecho de Gibraltar, la disposición de un buque de
mayores dimensiones de los que habitualmente vienen operando
y las líneas que operan en la Ciudad de Tánger.. Y es más
lamentable, aun, cuando observamos como niños, mayores y
ancianos tienen que soportar, en algunos casos, esperas de
más de veinticuatro horas, haga frío o calor, en el vehículo
en que se trasladan ya que, al estar dentro de una caravana
de automóviles que, en cualquier momento, se pueden poner en
marcha o por disponer de bacas o remolques, cuyas
pertenencias están al alcance de cualquiera, no tienen mas
remedio que permanecer cerca de las mismas para evitar su
sustracción que, para mas inri, también se dan en estos
casos.
A la vista de la caótica situación, cuyos principales
damnificados son personas de modesta economía, en la mayoría
de los casos trabajadores que llegan a recorrer más de tres
mil kilómetros en un día, que se trasladan desde sus lugares
de origen (Holanda, Bélgica, Inglaterra, Francia o España
algunos hasta Agadir, en la zona sur de Marruecos) y que,
además, disponen de poco tiempo, las autoridades españolas
tenían que haber previsto la masiva llegada de los mismos,
preparando, como se hace en verano con la Operación Paso del
Estrecho, la regulación del tráfico y procedido a la
evacuación ordenada de vehículos, así como facilitar la
información necesaria de su desarrollo, tanto durante el
trayecto peninsular, como a la entrada de la ciudad de
Algeciras o en el mismo puerto, evitando, también, que los
vehículos nacionales, algunos que enlazan con servicios de
trenes o aviones, tengan que soportar los inconvenientes de
los “tapones” y las esperas que se originan en las autovías
de acceso y tránsito hacia otras poblaciones importantes de
la comarca del Campo de Gibraltar o de las provincias de
Cádiz y Málaga.
Ello no obsta, para que por parte de las Fuerzas de
Seguridad del Estado, se mantenga una vigilancia y servicio
de orden público, lo suficientemente amplios, para evitar
altercados o situaciones de presión como los producidos días
pasados que perjudica a los emigrantes marroquíes y a los
nacionales que tienen programados sus viajes encontrándose,
de pronto, con estos graves inconvenientes que, aparte de
ello, tanto desprestigian a las autoridades encargadas del
tráfico y a las portuarias, todo como consecuencia de la
lamentable imprevisión ya mencionada.
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