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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Las Más-2007
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Puede que en la Revista Hola de hoy, que es mi BOE semanal, se elija por fin a la Más Elegante del 2007. Se contará con el voto de las lectoras y con el de un jurado de expertos capaces de determinar cual de las privilegiadas que pueden dejarse el jornal de un mileurista o más, en cada modelete, pasea por saraos, actos oficiales u oficiosos y fiestas exclusivas un mayor contingente de ropa carísima y complementos fashion. Todo ello adecuado al peinado a manos de estilistas y al maquillaje a manos de maquilladores y asesores de imagen. ¿A que parece algo irreal?. Visto al menos desde el pragmatismo de mi entorno (aclaro que, en la barriada de El Palo el personal es muy pragmático y muy poco dado a veleidades) esas listas de afortunadas y sus vidas, pertenecen a otra galaxia. Y no digamos cuando, a continuación, comienzan a seleccionar a los pepitos más elegantes y comienzan a ofrecernos fotos de auténticos cursis, peripuestos y encorbatados, de esos a los que nunca se les fotografiará, eso si, con corbata, pero rotitos tras ocho horas de curro y con aspecto de ir a dar una cabezada sobre el volante del coche de puro agotamiento.

¿Qué quieren que les diga? A mí todos los seleccionados me parecen, simplemente, gente con dinero para comprarse trapos y con tiempo para meditar en cada aparición pública sobre el conjunto con el que tienen que empaquetarse para fardar. Ellos no me parecen “de verdad” porque la vida y nuestra verdad, la de la clase media y el pueblo llano, es muy distinta y muy distante. Recuerdo a esa vecina a la que me encuentro en misa cada mañana, rogando a la Estrella de los Mares para que se le coloquen los hijos y como se reconcome y me dice “¡Ea, pues no rezo más! Que con lo de la Comunión de los Santos mis oraciones le aprovechan a la Preysler”. Y es que, las marujonas, estamos muy al día de la vida de las afortunadas y las portadas nos alimentan. Las charlas de corralón han dado paso a las tertulias televisivas y todos destilamos información. Las madres suspiramos por tener a un niño como Jesús Vazquez, con ese encanto sobrevenido de quien lo ha pasado mal injustamente con una mierda como el caso Arny, lo ha superado y ha triunfado currando a lo bestia y encima siendo un hijo ejemplar. Todos queremos llegar al dispensario y que nos atienda House y no un agotado y mal pagado médico de atención primaria que hace, la criatura, lo que puede en los escasos minutos que le permite el Sistema. ¿Qué si soñamos con ser la Preysler? No, tal vez nos es más cercano fantasear con el cuponazo y figurarnos en la cantidad de cosas útiles y reales que haríamos, ninguna de ellas por supuesto gastarnos fortunas en trapajos para pasearnos y salir en las revistas. Para mí que, el famoseo, es más cómodo verlo hojeando el Hola, que vivirlo, vivir así debe ser una pesadilla, solo hay que observar a Ana Obregón, que parece siempre incómoda y siempre a punto de reventarle las costuras del traje de puras apreturas. De todas maneras no hay problema, porque nadie de mi entorno más cercano aspira a ser famoso ni a aparecer en ninguna lista, que no sería nunca el caso. Aunque para mí, las Más y los Más siempre serán aquellos que, muchas veces desde el mileurismo, se apañan e inventan para, con cuatro duros ir más bonitos que un San Luis y brillando como los chorros del oro, porque, tener estilo remendando de viejo y haciendo malabarismos con el sueldo, eso si que es ser elegante de verdad.
 

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