Ya lo advertían los loteros: “En Ceuta no toca nunca nada”.
Y salvo una o dos excepciones como el quinto premio
entregado por la administración de lotería número 6 hace
unos años parecía que los hados estaban contra la ciudad
extrapeninsular. Pese a estas perspectivas tan poco
halagueñas, los ceutíes casi agotaron el papel disponible en
los tres establecimientos que dispensan lotería en la
ciudad.
Finalmente y a pesar de que la lotería es sobre todo azar,
la ley del que más compra se cumplió. Ceuta es la Comunidad
Autónoma que menos lotería recibe para vender, y por ende la
que menos distribuye.
Los números triunfadores del sorteo de ayer los conocen ya
todos: 20.297, 37.368, 79.735, 59.236, 60.534, 27.274,
13.044, 58.915, 64.303, 73.199, 19.151. Once números que han
hecho muy felices a un buen puñado de españoles y que tienen
un denominador común para los caballas, ninguno se ha
vendido aquí.
Números cambiados
Ayer era un día grande para los ganadores, pero también para
los loteros, ávidos de ser protagonistas por un día y darse
el gustazo de repartir millones a diestro y siniestro.
Finalmente en Ceuta no pudo ser, y por bien poco. La
administración número 1 de Ceuta, sita en calle Real, vendió
el número 20.197, según confirmó Rosana Moreno, la lotera.
Quienes poseían ese décimo podían sentirse como quien queda
segundo en un concurso, ganador pero primer perdedor. Se
quedaron pues a un dígito del premio gordo, tres millones de
euros.
La casualidad no queda sólo en ese caso ya que algo similar
ocurrió con otro número en esta administración y en la
número 6, situada en Hadú. Las conocidas como terminaciones
fueron el único premio. Así, la administración número 1 se
quedó también a un digito de otro quinto premio. Mientras
que en Hadú, se distribuyeron una serie de boletos cuyas
terminaciones coincidían con el primer, segundo y tercer
premio, según confirmaron fuentes del establecimiento.
Tras el sorteo, la gran cantidad de ‘perdedores’ se preguntó
por qué habían jugado a la lotería. Otros, los que habían
recibido el bálsamo del reintegro, discurrían si invertir en
un nuevo décimo para ‘el niño’ o no volver a tentar de nuevo
la suerte.
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