Media docena de ‘piratas’ (hackers) informáticos han sido
detenidos por la Guardia Civil en la operación ‘Siluro’
desarrollada en Navarra y Málaga, encontrándoseles más de
200.000 direcciones de correo electrónico y datos bancarios
para utilizar en campañas de ‘phishing’; se da la
circunstancia de que cinco de ellos son de nacionalidad
marroquí, y una ceutí vecina de Fuengirola.
Asimismo, se han intervenido en la operación más de medio
millar de tarjetas de crédito falsificadas y abundante
documentación -también falsificada- de diversos países de la
Unión Europea (UE).
Estos ‘hackers’ disponían de varias páginas web (www.recargas-express.com,
www.recargas-epagado.com, www.tele2-mobile.net y
www.recargas-terra.com).
Tras un año de investigaciones, la benemérita dio con el
‘cerebro’ del grupo, de 19 años y también vecino de la
localidad malagueña, quien se encargaba del diseño de las
páginas web prácticamente idénticas a las de las entidades
bancarias, con el fin de conseguir que los destinatarios de
sus acciones llegaran a dichas páginas, obteniendo así sus
datos personales bancarios.
Para disponer de anonimato en sus acciones, establecían las
conexiones, como ha explicado la propia Guardia Civil, desde
ordenadores previamente hackeados o a través de conexiones
inalámbricas de su entorno “vulnerando su seguridad y
accediendo a su configuración para utilizarlos como puntos
de envío del ‘phishing’, quedando desviadas así las
investigaciones hacia “conexiones de otros usuarios que
desconocían el uso fraudulento que se estaba haciendo de sus
conexiones a Internet” como han matizado los investigadores.
Más de 20.000 personas se han visto afectadas por los
‘hackers’ que van desde los 19 hasta los 30 años de edad, a
quienes también se les encontró grabadores de tarjetas,
varios sistemas informáticos, un vehículo sustraído y un
distorsionador de frecuencia para dificultar el seguimiento
de sus comunicaciones. En el caso de la recarga de las
tarjetas de recargo para móviles, los detenidos disponían de
varias páginas web para este menester, captando clientela
ofreciendo dicha recarga a mitad de precio que los
suministradores de telefonía oficiales, haciéndose tras la
operación con los datos bancarios de los usuarios,
realizando “compras fraudulentas a través de la red” como ha
referido el propio benemérito cuerpo.
Las recargas eran válidas tanto para la zona de cobertura
española, como para el norte de Marruecos y otros países de
la UE.
El sistema que utilizaban para blanquear el dinero obtenido
con estas prácticas trasferían éste a otra cuenta bancaria
que era ofrecida por una tercera persona (‘mula’ en el argot
policial) a cambio de un porcentaje de la cantidad
transferida.
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