Aún no se han apagado los ecos derivados de la ya famosa
‘Operación Duna’ en la que siete ceutíes detenidos continúan
en prisión, por orden del juez Garzón, acusados de
pertenencia a organización terrorista.
Los medios de comunicación nacionales han seguido muy de
cerca las evoluciones de la investigación y la noticia ha
tenido repercusión no sólo en nuestro país, sino fuera de
nuestras fronteras. En Marruecos, por ejemplo, aunque poco a
poco, se va informando a la población del desarrollo de este
operativo contra ‘integrantes’ de una célula que mantendría
contactos con alguna organización extremista marroquí.
Lo último conocido, y que ha reflejado la prensa nacional al
respecto, es en referencia a la supuesta investigación
paralela que venía realizando la Guardia Civil sobre lo que
llevó a la Policía Nacional a desplegar finalmente el
operativo la pasada semana en Ceuta.
El juez Del Olmo ha negado rotundamente que hubiera dado
orden a la Benemérita a realizar una operación similar
paralela a la que realizó la Policía Nacional.
Según El Confidencial Digital, desde la Policía se niega
este extremo además, porque así se lo ha hecho constar el
juez Juan del Olmo, que niega haber autorizado otra
operación paralela o similar de la Guardia Civil, tal y como
han informado algunos medios de comunicación.
Medios técnicos sofisticados
Casi una semana después de la llamada ‘Operación Duna’ haya
explotado, se sabe por fuentes policiales de los
sofisticados medios, similares a los utilizados en las
investigaciones sobre ETA, utilizados en Ceuta para el
seguimiento y obtención de pruebas concluyentes suficientes
como para que el juez instructor del Juzgado Central de
Instrucción número cino de la Audiencia Nacional, Baltasar
Garzón, haya concluido mantener en prisión a siete de los
once detenidos que les presentó la Policía Nacional después
del operativo desplegado en Ceuta en el que más de
trescientos agentes participaron en más de una decena de
registros en distintos barrios de la ciudad.
En realidad, algo más de un año ha durado la investigación
autorizada por el juez Garzón, que permitió a los agentes de
la Comisaría General de Información la utilización de medios
técnicos muy sofisticados por la complejidad que tenía
infiltrarse en la barriada ceutí de El Príncipe.
Según información de El Confidencial Digital de fuentes
policiales, se han utilizado para hacer los seguimientos de
los detenidos micrófonos direccionales que han permitido
captar conversaciones entre ellos y con terceras personas en
callejuelas estrechas, por las que se hacía muy difícil un
seguimiento a pie.
Los agentes también echaron mano de otros equipos de
seguimiento, como las balizas en los coches, que permiten su
localización, y los pinchazos telefónicos. Gracias a ellos
pudieron determinar el contenido de las conversaciones de
algunos de los detenidos con otros colaboradores en
Marruecos.
Los movimientos y desplazamientos que hacen desde Ceuta al
país magrebí y las reuniones que tienen con algunos
individuos allí es lo que lleva a la policía a empezar a
practicar las primeras detenciones.
Se ha intentado evitar hasta el último minuto las
filtraciones sobre el transcurso de la operación porque,
aunque esta célula desarticulada no tenía material ni estaba
en una fase de actuación próxima, sí había sospechas
fundadas de que intentasen establecer futuros objetivos en
nuestro país. Un extremo, por cierto, un tanto cuestionado
por miembros de las Fuerzas de Seguridad que conocen de
primera mano las especiales singularidades de la barriada de
El Príncipe Alfonso.
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