Cuanto más egocéntricas se vuelve la mente, más
intransigencia, más dogmatismo, más intolerancia. Esta mente
vieja, condicionada, angustiada, recrea en el hombre una
atmósfera de miedo, fragmentación, engaño, infantilismo,
inmadurez.
El miedo es el signo de una mente enrarecida. Miedo a la
vida y a la muerte, a la soledad y a la compañía, al pasado
y al futuro, a uno mismo y a los otros, a la sociedad y al
individuo. Miedo e ira, temor y hostilidad, así se mueve la
mente amenazada, siempre en conflicto, en guerra, apoyándose
falazmente en ideologías, en subjetivismos con los que
buscar un pretexto para su violencia y su codicia.
Como se puede observar el TERRORISMO es más peligroso de lo
que la gente puede creer; es un problema grave, en donde
está en juego a parte de la vida de muchas personas y el
sistema democrático de nuestra nación, la unidad e
independencia de la misma, su integridad territorial, y el
Estado del bienestar; el equilibrio y la armonía del pueblo,
la paz de espíritu, la seguridad anímica de las personas, la
tranquilidad que produce vivir la vida sin miedo y
seguridad. El Terrorismo en España pretende todo esto y ha
conseguido bastante.
Si la ETA, aproximadamente, han matado a 820 personas, si
cada familia entre hijos, mujer y padres suman un total
promedio de diez componentes, los directamente afectados
psicológicamente serían 8.000 seres humanos. Pero si tenemos
en cuenta las personas que han sido afectados por atentados
terroristas, por kale borroka, por la sentir permanentemente
la amenaza sobre él, su familia, su trabajo, su pueblo, su
ciudad o su nación, me río de la novela de Gironella “ Un
millón de muertos” causados por la guerra civil. En Nuestra
Patria España hay mas de cinco millones de persona que están
afectadas por problemas psicológicos consecuencia del miedo
y la ansiedad, son muertos en vida que mal viven el día a
día, y eso se tiene que acabar y eso lo tiene que acabar
Uds. Señores del Gobierno. No podemos seguir comprando
democracia a costa de tantas vidas humanas y de tantos
enfermos con mala vida.
No es motivo de este informe decir que es la ETA ni los
objetivos que pretenden, pero se han dado argumentos
suficientes para que el Gobierno, se tome esta guerra en
serio, y que utilice todos los medios que tiene a su alcance
para preservar al pueblo de su inseguridad y su miedo.
FF.AA. Y EL TERRORISMO
La razón de este escrito fue proponer la participación de
las FF.AA, a través de la creación de una pequeña unidad, en
misiones de CONTRATERRORISMO.
Se que en España el utilizar una parte mínima del Ejército
en misiones de Seguridad Interna, sólo contra el terrorismo,
va a encontrar el rechazo de la mayoría de las fuerzas
políticas, principalmente por los partidos nacionalistas y
por todos los partidos de Izquierda, pues el acoso y derribo
que ha sufrido nuestro ejército, solo se debe a la absurda e
irracional idea de que era un elemento de represión
utilizado por Franco.
Además, aparecerán políticos y periodistas que piensen que
se trata de un nuevo GAL.
El GAL fue una chapuza, mal parida desde las cloacas de la
corrupción gubernamental del gobierno socialista, formada
por mercenarios, malos policías, dinero negro etc. Fue un
intento desesperado y mal planeado, sin consenso político,
de no buscar enfrentamiento interno con el Ejercito (Muerte
del capitán de Farmacia Blanco y su canje rápido) y acabar
lo mas rápidamente con un terrorismo bien entrenado,
equipado, con un gran aparato Logístico, con sus medios de
propaganda (DIARIO EGIN), y su brazo político oficial (HERRI
BATASUNA). Lógicamente el fracaso del GAL estaba asegurado;
generando un efecto rebote para organizar unidades legales
en la lucha contraterrorismo.
No hay razón alguna por la que el ejército no pueda asumir
misiones de seguridad pública en una sociedad cuando su
utilización se ajuste a la ley y tenga el respaldo y
autorización del gobierno de la Nación.
Ya que somos los grandes copiadores de los ejércitos de
otros países, especialmente del Norteamericano, veremos que
se piensa en el extranjero sobre la utilización de las FF.AA.
en misiones contraterrorista.
En el contexto británico, los que piensan en el posible
empleo de las Fuerzas Armadas en el papel de seguridad
interior, basándose en previsiones hipotéticas de
situaciones que pudieran surgir en el futuro, tampoco ven
problemas particulares porque confían en que las Fuerzas
Armadas cumplirán con su deber y actuaran como sea necesario
y bajo las estrictas directrices del Presidente del
Gobierno.
Muchos críticos “liberales” y los de ideologías
marxistas-leninista, experimentarán desasosiego, no tanto
por el papel que pueda desempeñar las fuerzas Armadas por
sí, sino por su extensión y consecuencias para las
libertades sociales. Estos ya ven tanto la actuación de la
policía como en el ejército, medidas coercitivas y de
represión al servicio del poder político.
En los estados democráticos liberales, hay una serie de
razones, comúnmente aceptadas, para que se asigne a la
policía el papel primario de la seguridad interna. Pero el
aumento del terrorismo, el carácter cambiante de la
violencia política, el impacto de los escritos de los
teóricos revolucionarios y subversivos de autores europeos,
las guerras producidas por el componente religioso-islamista
radical y el aumento de los nacionalismos con tendencias
independientes, han contribuido a la creencia de que la
violencia interna es un fenómeno cada vez más probable y
amenazador, y que con toda seguridad, acabará siendo
necesario recurrir a las Fuerzas Armadas para que se
enfrenten con él.
Hay analistas que consideran legítimas y apropiadas la
intervención de las Fuerzas Armadas en situaciones de
terrorismos y otras de seguridad interna. Estos analistas
mantienen que existen claras tendencias hacia un aumento y
extensión de la violencia política que someterán los
recursos de la policía a graves tensiones o frente a las
cuales dejarán de tener efectividad los métodos
tradicionales de ella. Se podría crear una situación en la
que el imperio de la Ley discrepará ostensiblemente de los
valores y aspiraciones del pueblo o en la que la sociedad en
general no consiguiera acomodarse o ajustarse
suficientemente a los cambios económicos o sociales.
Cuando se rompe el consenso y disminuyen la disciplina y
cohesión sociales, es lógico esperar que se acreciente el
terrorismo y la violencia política.
Para adaptarse a las variaciones de las condiciones
sociales, tendremos que cambiar nuestros sistemas legales,
económicos y políticos, de modo que reflejen la
transformación de las circunstancias y aspiraciones de los
ciudadanos (como ya ha ocurrido en España, en su postura
contra el TERRORISMO). Pero la preocupación excesiva por
parecer que somos demócratas ante la opinión pública
nacional y extranjera, podría ser motivo de una respuesta
débil y vacilante contra el terrorismo, que a la larga
podría terminar con la democracia.
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