La pasada semana, Ceuta volvió a
ser portada de los principales medios de comunicación
nacionales e internacionales. En esta ocasión, la detención
en nuestra ciudad de un grupo de presuntos miembros de una
célula salafista ligada al Grupo Islámico Combatiente
Marroquí, responsable de las masacres de Casablanca y
Madrid.
Grupo en su mayoría de nacionalidad española, residentes en
los barrios del Príncipe, Hadú, Los Rosales y Juan Carlos I.
Detenidos en sus casas por miembros de los GEOS y de la UIP,
venidos expresamente desde la Península por orden del juez,
Baltasar Garzón.
En el transcurso de la operación policial, se incauto
numerosa documentación de la que supuestamente se desprende
que, estos presuntos terroristas, pretendían atacar el
recinto ferial y el polvorín del Hacho. También podrían
estar entre sus objetivos las embarcaciones rápidas que
cubren la línea Ceuta-Algeciras.
Una vez más, nuestra ciudad sufre un duro revés que atenta
grave y directamente contra nuestra imagen en el exterior
que incidirá directamente sobre nuestra débil economía. El
trabajo realizado desde el Gobierno de la Ciudad, al objeto
de dotar a Ceuta de las infraestructuras necesarias para
atraer un turismo digno, ha sido dinamitado por este grupo
de radicales.
Ahora, solo cabe esperar que todas las formaciones
políticas, sociales y sindicales de nuestra ciudad, condenen
la actitud sectaria de un reducido grupo de ceutíes que
anteponen intereses religiosos al bienestar general y que,
en ningún caso, debe suponer una fractura social. Ceuta, sus
cuatro religiones mayoritarias, deben unirse para defender
el principio fundamental de la convivencia, sin intereses
electoralistas.
En estos momentos, los ceutíes necesitamos, imperiosamente,
la unidad mayoritaria para defender, con mayor fuerza, los
intereses de nuestra Ciudad desterrando actitudes sectarias
que arriesgan gravemente el futuro de nuestras familias. En
definitiva, unanimidad de los ceutíes en la lucha
comprometida por nuestro futuro.
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