Los primeros indicios de que algo había ocurrido en la
madrugada del pasado martes 12 en Ceuta, se fueron
sucediendo según me acercaba a la ciudad procedente de
Tetuán:
- A las 07.40 hora local, a la altura del antiguo
acuartelamiento legionario de Dar Riffien, un convoy
militar formado por dos vehículos ligeros y cuatro antiguos
camiones procedentes del ejército USA cargados de tropa y
escoltados por un jeep wrangler de la fiel Gendarmería Real,
cruzaban la carretera general. En la vecina Castillejos
se encontraban aparcados al menos otros dos camiones y, ya
en la misma frontera del Tarajal, efectivos y mandos
de las Fuerzas Auxiliares (cuerpo militarizado pero
dependiente del ministerio de Interior, con unos 110.000
efectivos y actualmente bajo el mando del polémico general
Laânagri) pululaban por doquier. En los controles, un
número inusual de agentes de paisano se fijaba en las caras
(no en la mercancía) de conductores y ocupantes de
vehículos, mientras dos grandes tapones de transeúntes se
arremolinaban en silencio: uno a la entrada de la verja, en
Marruecos y otro, fundamentalmente de porteadores, se
agolpaba en la valla separadora del territorio de ambos
países. Entrando en Ceuta los controles eran, también,
exhaustivos.
- Y siguen, porque el sábado 16, a las 9 de la mañana hora
española, dos parejas de Fuerzas Auxiliares custodiaban (era
la primera vez que los veía) la salida marroquí del
Tarajal, justo en el puente.
El resto, hasta hoy, es sobradamente conocido por los
lectores aunque todavía estemos a la espera de flecos y
conclusiones del famoso operativo: Duna, naturalmente. Para
mí sigue habiendo cosas que no encajan, tiempo habrá de
abordarlas. Solo un nimio detalle que podría explicar, a mi
juicio, el por qué no suelen encontrarse armas, droga o
propagada yihadista en los registros. La razón es obvia, se
esconden en otros domicilios. Abundan en El Príncipe
numerosas personas, preferentemente viudas, con edad
suficientemente avanzada (octogenarias incluso) y por tanto
de salud delicada, que dificultaría su entrada en prisión. A
la vez, su precaria situación económica (unas cuantas,
viudas de Regulares que lucharon con España, sobreviven como
pueden) las empujaría a aceptar, por un puñado de euros y
sin demasiadas preguntas, pequeñas cajas o cajitas vaya
usted a saber con qué: droga, dinero, propaganda yihadista o
incluso armas. Porque armas (subfusiles incluídos) y
chalecos antibalas hay unos cuantos en la famosa barriada.
Decía en los subtítulos que la reacción en los medios de
comunicación marroquí había sido tardía y, en general,
discreta. Para esa fundamental colaboración policial
marroquí de la que Rubalcaba alardeaba... en Argel
y que, por supuesto, aparecía como hilo conductor en todas
las publicaciones del vecino país, extrañan dos cosas: una,
la tardía y corta información publicada. Dos, el silencio en
las fuentes oficiales, si exceptuamos un brevísimo
comunicado de la agencia MAP el martes 12. El primero en
informar del tema y en portada fue Liberation, un día
después de los sucesos así como Aujourd´hui con una pequeña
nota intercalada en la página cinco. Hay que esperar al
viernes 15 para encontrar dos informes de más calado: uno en
La Verité (semanario) y otro, por segunda vez y en portada,
del cotidiano Liberation vinculado a la USFP (Unión
Socialista de Fuerzas Populares), quien apunta a un intento
por llevarse el gato al agua, buscando una hegemonía sobre
la comunidad musulmana de la ciudad, entre los fieles al
movimiento de Yasin (Justicia y Caridad), la gente de la
daw´a del Tabligh y ciertas corrientes wahabitas a la vez
que señala como Las dos villas ocupadas (sic) han conocido,
en los últimos años, la creación de muchas asociaciones
islamistas, 10 en Ceuta y 6 en Melilla. Estas cifras son
asaz reveladoras de la gran influencia de los integristas en
esta zona. Sin comentarios.
Hay que esperar al sábado 15, día en el que Maroc Hebdo (Le
Journal y Tel Quel pasan de puntillas sobre el asunto) se
despacha a gusto con la portada de marras que hoy
reproducimos, para uso y disfrute tanto del lector como de
los respetables vecinos en El Príncipe de la curiosa
familia de Hamed Abderrahmán Ahmed.
Volviendo a la colaboración de los servicios de inteligencia
marroquíes de la que alardeaba Rubalcaba desde
Argel, donde asistía a la III Cumbre hispano-argelina en
su calidad de ministro de Interior junto al presidente
Rodríguez Zapatero y su homólogo argelino Abdelaziz
Buteflika, parecen pertinentes algunos matices.
Primero, la incapacidad de los servicios españoles -y
occidentales en general- para controlar, tanto el entorno
radical islamista como el propiamente yihadista, en el que
se mueven un aceptable número de nuestros emigrados
magrebíes sin la colaboración de los servicios de sus países
de orígen.
Segundo, la utilización en el campo político y de la
seguridad y el peaje que cobran los Estados del Magreb
-en nuestro caso el Reino de Marruecos- por su
interesada ayuda.
Tercero y en el caso de Ceuta, el juego es a dos
bandas. Por un lado Marruecos reivindica la ciudad
mientras, curiosamente, la protege. El Reino Alauí no
puede tolerar que por esta ciudad campen, a su antojo,
salafistas yihadistas cuestionando el buen nombre de
Mohamed VI. Esa es la clave y no otra de la cooperación
marroquí. Por si fuera poco y para frenar la presión
migratoria, protegiéndonos claro, Marruecos se come
la estrecha franja de tierra de nadie adelantando su verja a
escasos metros de la española, excava una zanja tipo
antitanque con la que, presumo, estará encantado el
comandante general Gómez Hortigüela y prepara,
por primera vez desde 1956, la militarización de esta zona.
La ubicación de unidades mecanizadas de las FAR es cuestión
de tiempo
Matiz interesante: el sector promarroquí de la Ciudad
es, sin duda, lo que es, pero no sospechoso de terrorismo.
¿Podría decirse lo mismo de algún sector, digamos
españolista?.
En cuanto al tamiz de la colaboración marroquí para muestra
vale un botón, sin remontarnos al imám-confidente
Cartagena, del 11-M... Utilizando el diario Aujourd´hui,
en primavera de este año los servicios marroquíes
desencadenaban una feroz campaña intentando implicar a un
notable local (de Ceuta) estrechamente ligado a los
reservas integristas próximas a Al Qaïda ... y que,
presumiblemente, gozaría del favor del presidente Juan
Vivas. Muy fuerte.
Colaboración, sí. Pero tamizada.
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