Sería una auténtica indigente
moral si no me congratulara con la suerte de los cuatro
ceutíes exculpados por el juez Garzón en la Operación Duna.
Supongo que el mal trago que han pasado estos hombres les
afectará durante mucho tiempo, ya saben, el llamado shock
postraumático. Y que aprovecharán la experiencia, en primer
lugar como ocasión de crecimiento y al tiempo se sentirán
cercanos a todo aquel que padece privación de libertad,
poniendo su vivencia al servicio del amejoramiento de las
condiciones, a menudo pésimas, que sufren los detenidos.
Aunque presupongo que, según las noticias, como Garzón
ordenó que fueran grabados en todo momento y en los blancos
y repulidos calabozos de la Audiencia Nacional donde tienen
hasta watercito a un lado, lo vivido habrá sido menos
traumático que con lo que se encuentran muchos encarcelados
en calabozos fétidos y tercermundistas y comiendo bandejas
de comida podrida. ¿Qué dicen? ¿Qué en Ceuta no dan como
comida una gacha pestilente en bandeja? Pues en Málaga sí y
los pobres detenidos subsisten malamente a base de las
galletitas y el zumo racionado del menú, porque no les dan
ni agua.
Lo sé porque me lo acaba de relatar un aterrorizado detenido
por un tema de tabaco, que tuvo que hacer sus necesidades en
el calabozo tras una manta, salió en libertad deshidratado y
aún se encuentra en estado de shock porque no podía suponer
que, en España, existieran lugares así. Y existen. Y en
ellos se puede acabar, tanto por delitos graves como por
pelearse con un guardia, por un tema de tráfico o por un
simple error en la estimación de las pruebas. Quiero decir
que, a los arrestos, calabozos y demás pueden llegar
auténticos hijoputas sin los que, la sociedad estaría
infinitamente más tranquila y entonces no me importa que
sobrevivan comiendo galletitas o gente normal víctima de
fallos humanos o de errores policiales y ni ustedes ni yo
admitimos que puteen a “los nuestros”. ¿Por qué sonríen
sardónicos? ¿Por el Principio de Presunción de Inocencia?
Joder, no es para que ustedes se lo tomen a cachondeo ¿Qué
dicen? ¿Qué se lo pregunte a los miles de presos preventivos
que cumplen las condenas por anticipado? Por favor,
comprendan que, para vivir, yo al menos “necesito” creer en
“algo”, aunque sea de manera leve, dada mi diáfana
inteligencia superficial. Pero tienen razón, yo no creo ni
confío en las Instituciones, quitando a la Udyco y a la
Benemérita, que me hacen sentir segura , el resto me la
refanfinfla. ¿Qué si soy incrédula como San Pablo? No. Creo
firmemente en el pueblo español y creo en que, los cuatro
ceutíes excarcelados pueden hacer algo, desde su
experiencia, por quienes se encuentran doblemente jodidos,
en primer lugar por estar entre rejas y en segundo lugar por
dejar aparcado todo vestigio de dignidad en el momento en
que les dicen “Quítense los cordones de los zapatos” y les
niegan, por mor de unas leyes despiadadas, dictadas por
seres lejanos y despiadados que ni sienten ni padecen como
nosotros, les niegan el pobre placer de un cigarro
consolador. Cuando no, los reglamentos dictados por remedos
de seres humanos, obligan a arrebatarle las gafas a un pobre
miope y le dejan encerrado y entre brumas por razones de
“seguridad”. No, no creo en nada sino en la lucha del pueblo
llano por borrar del mapa leyes y reglamentos diabólicos que
hacen sufrir a las personas. Los cuatro ceutíes tienen que
estar de acuerdo conmigo.
|