La Navidad llegó al salón de actos del Siete Colinas la
noche del sábado. Otro año más, los coros navideños
desembarcaron en el escenario del instituto para formar
parte de un concurso que cada vez cuenta con menos calidad.
El motivo de la decadencia, quizás la poca originalidad de
los villancicos, ya que fueron muy pocos los grupos que
aportaron alguna novedad, convirtiéndose el certamen en un
acto poco atractivo. A las nueve de la noche, el salón de
actos estaba por la mitad, ya que los ceutíes prefirieron
llegar exclusivamente para presenciar las actuaciones, sin
contar con un pregón que había levantado mucha espectación
al ser la primera vez que se realiza en el Siete Colinas.
Éste, con un pobre argumento, fue perjudicado por el mal
comportamiento de los asistentes, quienes no guardaban
silencio en el patio de butacas. Con la gente aún entrando
al salón de actos después de las 21 horas -hora prevista
para el comienzo del evento-, lo cual demuestra que el
público ceutí no está acostumbrado a asistir al teatro,
Maruja Cabillas, comenzó el pregón con mucha simpatía, lo
cual dio algo de interés al acto. Las coreografías de María
José Lesmes, como no podía ser de otra forma, aportaron el
toque atractivo a un pregón que carecía de significado. El
acto que da comienzo a estas fiestas finalizó con un grupo
de personas mayores en el escenario y pasándose, con
delicadeza, un Niño Jesús de color oscuro. ‘Noche de Paz’
fue la pieza musical que acompañó a este fin de pregón.
Maruja Cabillas no quería retirarse del escenario sin antes
felicitar las fiestas a todos los asistentes, y así lo hizo.
El pregón finalizó, y Carlos Coronado hizo presencia en el
escenario para dar paso al primer coro de la noche, San
José. Éste estaba formado por niños muy pequeños, lo cual
explica su mala coordinación. Los villancicos, los de toda
la vida, no terminaron de transmitir la alegría de la
Navidad.
El siguiente coro, Adoratrices MEL, subió un poco el listón.
En su primer tema, los componentes portaban velas rojas,
dando un claro mensaje al final de éste: “Todos los pueblos
se unirán en un mismo Dios”. A diferencia del anterior coro,
éste estaba afinado a dos voces, creando así cierta armonía.
La correcta ejecución al cantar de una solista del grupo da
comienzo al segundo tema que, acompañado muy bien
musicalmente, deja un buen sabor de boca a los asistentes,
quienes lo demostraron con un fuerte aplauso. Un mensaje de
despedida, “Que esta mágica noche se haga realidad”, era la
mejor forma de dar paso a una buena actuación, la del coro
de JMV Santa Teresa. El grupo de Eduardo de Miguel fue, con
diferencia, el mejor de su modalidad. Uno de los motivos fue
que los componentes eran los mayores de la categoría de
infantil, pero la más clara, la buena dirección. A dos voces
interpretaron muy bien una canción del Rey León. Suena la
flauta, las claves y los cascabeles, aportando cierto
atractivo a la actuación de este buen coro. Entre villancico
y villancico, una componente dedicó, en nombre de todo el
coro, su actuación a Celia, Elena y sus padres, quienes “no
han podido estar con nosotros esta noche.”
Después de la actuación de los chicos de Santa Teresa, un
descanso para que el jurado decidiera los premios de la
modalidad de infantil. Tras media hora de nervios, aunque
los premios parecían cantados, y nunca mejor dicho, Carlos
Coronado hizo presencia en el escenario para anunciar los
premios. JMV de Santa Teresa fue el ganador, mientras que
Adoratrices MEL y San José, segundo y tercero
respectivamente.
El primer coro de la modalidad de adulto en actuar fue
Virgen de África, que demostró potencia, aunque no
estuvieron muy finos. Las frases musicales eran lineales y,
aunque estaban afinados a una voz, perdían el control en los
matices.
Voz Eterna, posiblemente en cuanto estilo, el coro más joven
y fresco, hacía acto de presencia sobre las tablas del Siete
Colinas. El poco volumen de éste, lógico, al tratarse sólo
de ocho componentes, pasó a un segundo plano ya que
ejecutaban muy bien los temas y hacían unos juegos de voces
que enamoran fácilmente a un amante de este arte. La música
de una cuarteta de la comparsa ‘El Brujo’, presente en el
repertorio del coro, fue muy bien ejecutada por los
coristas, quienes a medida que iba pasando la actuación, se
sentían más cómodos sobre el escenario. Javi, un solista del
grupo cantó una estrofa a la perfección. Su timbre de voz y
el buen control de ésta arrancó un aplauso entre los que se
dieron cita en el patio de butacas. El final de la actuación
de Voz Eterna, al igual que toda, muy bien.
La Estrella hizo una muy buena actuación, lógico ya que
cuenta en el grupo con artistas locales consagrados como
Pepe Escobedo, Margari Meléndez o Manuel Díaz ‘Lolo’. Su
ejecución, muy buena, sobretodo en las colombianas que
entonaban los tres cantaores citados anteriormente, aunque
el coro estuvo falto de originalidad y de frescura, lo cual
puede que le alejara de los dos primeros puestos.
Los Campanilleros de San Juan de Dios se ganaron el primer
premio en su actuación, ya que contaba con todos los
alicientes: juventud, un elevado número de componentes y
buenos solistas. La indumentaria del coro, que daba
equilibrio a simple vista, daba pistas de la buena
organización de éste. El público despidió al coro con gritos
de “¡otra, otra!”, lo cual explica que los asistentes
disfrutaron mucho con Los Campanilleros.
El último coro en actuar, San José. Tras 15 años
participando en el concurso, estos coristas siguen
manteniendo su estilo, el cual no gustó mucho a los
asistentes. De todos modos, fue el coro que mejor se lo
pasó, ya que estuvieron en el escenario más del tiempo
previsto.
Llegó el momento del fallo del jurado, que siempre trae
consigo alegrías, decepciones y enfados. De esta manera, el
primer premio fue para Los Campanilleros, el segundo para
Voz Eterna, y el tercero para La Estrella. El jurado otorgó
un premio excepcional, el ‘Homenaje’, que fue para San José,
debido a su larga trayectoria en el certamen. Y así finalizó
un concurso muy poco animado y carente de originalidad.
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