¿Han escrito ustedes la carta a
Sus Majestades? Me refiero a la carta espiritual porque ya
hace mucho que todos nos enteramos por algún hijoputa del
terrible secreto de que “los Reyes son los padres” y
sentimos colectivamente una frialdad en el pecho y una
especie de vacío en nuestros estómagos de niños españoles
del franquismo y en mi caso de niña hispanorrifeña con el
corazón partío entre un Caudillo lejano y un cercano y
entrañable Mohamed V, que Dios tenga en su gloria. Pero el
caso es que, cada año, en estas fechas maravillosas que los
ateos, mal llamado “laicos” tratan de cargarse con su
nihilismo de hijos de las tinieblas… ¿Qué están murmurando?
¿Qué los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos
de la luz?
Eso dicen, pero su listeza acaba donde comienza su
oscuridad, mientras que los buenos creyentes, seamos de la
religión que seamos, seremos más torpes, pero vemos mejor
porque la luz nos acompaña y encima, por esa luz no tenemos
que abonar recibos, ni nos facturan nada y el contador lo
llevamos en el alma. ¿Qué donde llevan los hijos de las
tinieblas su contador de maldades? Pues supongo que en sus
inservibles testículos cristianófobos beligerantes y me
circunscribo a los cristianos porque, los ateos rabiosos, no
tienen cojones, son auténticos capones, a la hora de
enfrentarse a los islámicos, con esos no se atreven porque
les tienen miedo.
Pero mierda y putrefacción de laicismo hediondo aparte, a lo
que estaba refiriendo es a que, en estas fechas maravillosas
todos añoramos la carta trabajosamente redactada y
depositada, bien en el correo, bien en el saco del Cartero
Real, como hacen nuestros niños de ahora, estos hijos
nuestros, en mi caso ya zangalotones, a quienes transmitimos
con un amor auténtico y un orgullo inmenso que tiene mucho
de reivindicación cultural, la tradición de los Reyes Magos
que traen juguetes a los niños buenos y a los malos, carbón.
Yo ya tengo bosquejada en la memoria del corazón una misiva
llena de deseos y de aspiraciones, al tiempo que doy las
gracias a Melchor, Gaspar y Baltasar para que se las
transmitan al Niño chiquito que nació en un portal, mi
gratitud por los duros momentos y la persecución a la que
estamos siendo sometidos los creyentes y nuestra fe. Porque
todos sabemos que es en los malos momentos, en las
circunstancias más adversas, cuando nos crecemos y nos
ponemos “bandíos” nos aglutinamos y nos hacemos más fuertes
ante la amenaza común. Y pido que tengamos la sensatez de
elegir a buenos gestores, que no gobernantes, porque a los
hombres y mujeres libres no se “les gobierna” sino que se
gestionan sus intereses en aras al bien común, a la justicia
social , a su derecho inalienable a la seguridad, en su
derecho a la felicidad y en satisfacer sus expectativas en
cuanto a desarrollo cultural y espiritual y calidad de vida.
Que vengan buenos gestores llenos de luz, que no de
tinieblas y podredumbre de espíritu y que nos hagan sentir
seguros y felices. Que nazcan y se multipliquen en esta
España tan árida, los filósofos, los pensadores, los
politólogos y los ideales que nos enamoren y nos den
esperanza en el futuro. Que el orgullo de ser españoles sea
una casa enclavada sobre una roca, que no sobre las arenas
movedizas y que sepamos reivindicar valores de siempre,
patriotismo, lealtad, valor, honestidad…Porque nos
pertenecen. “Queridos Reyes Magos…”
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