Los once detenidos en Ceuta el pasado martes pasarán hoy a
disposición judicial después de que se haya agotado el plazo
estipulado por la Ley para permanecer incomunicado, cuatro
días. Se espera que a lo largo del fin de semana cada uno de
ellos vaya compareciendo ante el juez Baltasar Garzón para
responder por el delito que se les imputa: pertenencia a una
organización terrorista internacional.
La detención de estos once jóvenes, todos ellos frecuentaban
la misma ‘zawia’, se produjo tras un espectacular despliegue
policial que trajo de la Península a doscientos cincuenta
agentes para “inutilizar” lo que se suponía era una “célula
embrionaria” del terrorismo islamista de Al Qaeda, según los
datos proporcionados a los medios de comunicación por el
propio ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Los Servicios de Información de la Policía y también de la
Guardia Civil, llevaban ya tiempo haciendo un seguimiento de
las actividades que se desarrollaban en esta pequeña ‘zawia’
ubicada en la calle San Daniel, en la barriada del Príncipe
Alfonso.
El templo, similar a lo que sería una ermita para los
cristianos, llevaba el nombre de ‘Darkahua’ en honor a la
familia que lo fundó y era un punto de reunión de un pequeño
grupo de ancianos musulmanes que se juntaban allí para orar,
casi siempre sin la dirección de un imán. Posteriormente,
pasó a denominarse ‘Harrakia’ hasta que, en 2004, comenzó a
conocerse como la ‘Atawa’ ya que esta asociación, compuesta
entre otros por los once detenidos, se hizo cargo de la
misma.
Según fuentes del Ministerio de Interior, fue hace dos años
cuando un grupo de jóvenes liderados por Mohamed Fuad
Mohamed Abdeselam “echó” de allí a los ancianos y se
estableció en el templo empezando entonces a difundir un
mensaje “más radical”. Los ancianos dejaron de acudir a la
‘zawia’ que pasó a convertirse en punto de reunión de gente
mucho más joven que, de algún modo, se sentía atraída por
los mensajes de su imam, traído desde Marruecos
presuntamente por ser más acorde con las ideas de estos
nuevos ocupantes.
Estas mismas fuentes aseguran que Fuad sería el encargado de
la “captación” de jóvenes de la barriada a través del
proselitismo religioso.
Otro de los detenidos, Karin Abdeselam Mohamed, con unas
ideas “más radicales” que las de Fuad se encargaría de
fomentar ese radicalismo entre los nuevos ‘adeptos’. Éste
habría llegado, incluso, a dirigir la oración de los viernes
en alguna ocasión con discursos “bastante extremistas”. Las
convicciones religiosas de Karin serían tan fuertes que
llegaría a desmarcarse de las directrices que la mayoría de
los musulmanes sigue en Ceuta cambiando sus hábitos y
adoptando los saudíes o afganos ya que, por ejemplo,
celebraba el Ramadán un día antes que los demás. Este cambio
en su religiosidad le habría costado, incluso, discusiones
familiares ya que, cuando murió su padre hace un año, se
opuso a que se realizasen cantos durante su funeral, como es
tradición entre los musulmanes de Ceuta y también en
Marruecos, y exigió un absoluto silencio en el transcurso de
la ceremonia, al igual que se hace en Arabia Saudí o
Afganistán.
La asociación ‘Atawa’, rectora ahora de la dirección
espiritual de la ‘zawia’ de la calle San Daniel, solicitó a
la Delegación del Gobierno convertirse en mezquita.
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