Ha sucedido en Ceuta, en un
cuartel de los de la ciudad ubicado en García Aldave. Cinco
militares en julio de 2005 se mofaron del Rey de España,
quemaron su imagen y profirieron insultos contra Don Juan
Carlos. Todo ello grabado en vídeo, e incluso, subido a
internet este verano pasado. Estos energúmenos a los que no
se les puede calificar por la falta de nivel conocido en
esto de la calificación, han sido puestos a disposición del
Juez Togado Militar, según nota de prensa emitida ayer mismo
a toda prisa por el Ministerio de Defensa dado que se había
filtrado el dato de que una cadena de televisión privada
planeaba emitir las imágenes la próxima semana. Es más, un
confidencial en internet había advertido de esta práctica
contra la monarquía en un cuartel de Ceuta precisamente ayer
antes del comunicado ministerial.
Les pueden caer entre 3 y 10 años de prisión si se considera
el agravante de publicidad y emisión pública del ultraje. El
artículo 89 del Código Penal Militar establece,
precisamente, esta pena por la “ofensa y ultraje a la Nación
española, su Bandera, Himno o algunos de sus símbolos o
emblemas”.
Este caso, considerado como ‘hecho aislado’, viene a
demostrar la caída en picado de los valores mínimamente
éticos de los que carecen una porción de los actuales
soldados profesionales de la guarnición en Ceuta que, muy
probablemente, también se extienda -para desgracia de España
y de la institución militar- por el resto de las
guarniciones del territorio nacional, pero hemos de convenir
que empieza a ser cotidiano el hecho de que en la crónica de
sucesos aparezcan soldados profesionales de nuestra
Comandancia General involucrados en tramas delictivas:
narcotráfico, tráfico de inmigrantes... y ahora hasta
protagonizando actos que atentan contra la primera
institución del Estado español, contra el símbolo que
encarna la unidad de España.
Mientras este cáncer aflora en nuestra guarnición, algunos
Imamis desde sus mezquitas en Ceuta solicitan rezos en favor
de Mohamed VI y de los miembros de la familia real alauí.
Ver para creer.
|